Opinión Noviembre 2024
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Movimiento Agroecológico Peruano: Hitos históricos, contexto, planteamientos
Gracias a los conceptos y definiciones de la agroecología es posible describir y caracterizar paisajes; y gracias a su vez a esta caracterización, dichos paisajes pueden ser racionalmente aprovechados para actividades humanas -como la producción de alimentos- porque además, los principios y las prácticas propuestas por la agroecología tienen como visión el beneficio colectivo de la humanidad en un planeta sostenible.
¿Y será que la agroecología como ciencia, principios y prácticas quede restringido únicamente al manejo sostenible de los paisajes? ¿O será que también es posible que inspire a la sociedad en su conjunto? A continuación plantearemos cuánto y cómo la agroecología nos inspira para aplicar su visión aun en nuestra vida diaria siendo citadina.
Ser conscientes…
- del desorden climático (causado entre otros por la crianza intensiva de ganado y el uso de combustibles fósiles),
- de la contaminación y degradación de recursos (agua, suelo, aire, flora, fauna) a partir de la revolución verde con sus agroquímicos y sus semillas transgénicas,
- del deterioro de la alimentación con la irrupción de productos ultraprocesados que se presentan como nutritivos pero a lo que han contribuido es a desmejorar la salud humana al punto de provocar el mayor índice de muertes por enfermedades crónicas no transmisibles,
- de la alteración de los paisajes con eliminación de la vegetación hábitat de fauna, que al verse obligada a refugiarse en áreas cada vez más cercanas a las actividades humanas, nos exponen a zoonosis, o incluso, ser vectores de enfermedades transmisibles a las personas, como se presume puede haber ocurrido con el COVID-19,
- del poder de las personas para impulsar cambios cuando una visión común les alienta
nos impulsó a encontrar soluciones y a proponer acciones de manera conjunta y coordinada.
Así, en nuestro trabajo de 40 años promoviendo la agroecología nos hemos aliado mujeres y hombres de diferentes esferas (oenegés, cooperantes, voluntarios, amas de casa, especialistas agrarios, economistas, cocineros, profesores, alumnos, médicos, naturistas, exportadores, …), de todas las regiones peruanas, de diferente credo y de diferentes edades para juntar esfuerzos y defender nuestra diversidad y nuestra salud inspirados en los principios de la agroecología. De esta manera, la agroecología, además de una ciencia, también nos ha significado un movimiento social para forjar una sociedad con un estilo de vida sostenible y feliz.
A continuación haremos una reseña de los hitos históricos más relevantes, explicando brevemente los propósitos y los avances, y luego, bajo el subtítulo de Contexto actual compartiremos un recuento de nuestro desempeño, enfocándonos en lo alcanzado para a) promover y velar por nuestra agrobiodiversidad, b) masificar una alimentación genuinamente saludable, y c) lograr mejores condiciones para la pequeña agricultura familiar. Asimismo, exponemos algunas reflexiones y planteamientos a dichas problemáticas, en la intención que las/los lectores encuentren aspectos útiles que puedan ser aplicados en su propia experiencia. Lo expuesto en el Contexto actual fue tomado de sendas declaraciones de los Encuentros Nacionales de Agricultura Ecológica (ENAE) de 2020 y 2022, respectivamente.
Contexto actual
Agroecología para promover sistemas alimentarios resilientes y sostenibles
Ciencia agroecológica
La ciencia mecanicista, productivista, cortoplacista no puede ser el referente de la ciencia. Ciencia sin conciencia no puede crear una sociedad sostenible.
La investigación científica muestra con evidencias y experiencias que la agroecología funciona como sistema, brindando (i) servicios ecosistémicos (abastecimiento, regulación, apoyo y soporte cultural) y (ii) beneficios (productividad biodiversa, mejora de ingresos familiares, capacidad de carga nutricional, control biológico de plagas y enfermedades, organización social). Cada día se incrementan los estudios disponibles y las numerosas experiencias exitosas demostrando estas evidencias. Asimismo, se debe remarcar que la innovación agroecológica además de su dimensión técnico-productiva, también y al mismo nivel, incluye las dimensiones sociales, culturales e institucionales, y que para garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria es necesario un enfoque multi e interdisciplinario y multi e intersectorial que tome en cuenta los diferentes componentes del sistema, sus interrelaciones y sus sinergias.
Fincas agroecológicas: desafíos – multifuncionalidad – servicios ecosistémicos
Los principios agroecológicos guían el diseño de las fincas y la aplicación de tecnologías sostenibles (reciclaje de biomasa, gestión de biodiversidad con hábitat adecuados, uso de materia orgánica, reducción de pérdidas de energía y recursos, mejora de la matriz paisajística) para desencadenar procesos e interacciones entre los diferentes componentes de la finca. Los beneficios de la aplicación de los principios agroecológicos en el manejo de las fincas trascienden la producción, ya que se convierten en espacios de fortalecimiento de capacidades a la comunidad (escuelas, pobladores, estudiantes, productores); así como el desarrollo de actividades complementarias como la gastronomía local, el agroturismo y la investigación. Al mismo tiempo, las actividades de las biofincas han activado mercados locales, como las ferias con oferta ecológica y abierto la posibilidad de otras estrategias de comercialización directa como el abastecimiento a restaurantes y mercados especializados. La aplicación de los principios agroecológicos en las fincas demuestra la viabilidad de la agricultura ecológica desde una perspectiva económica-productiva, bajo consideraciones ambientales y sociales.
Se recomienda el enfoque territorial para masificar la propuesta agroecológica a través del acompañamiento a los productores organizados. Interactuar con los gobiernos locales para promover mayores espacios de promoción, capacitación y apoyo a los pequeños productores agroecológicos. Proponer políticas y acciones desde el Estado para institucionalizar la producción agroecológica en cada región como una estrategia para garantizar la seguridad alimentaria de la población y fortalecer los sistemas alimentarios sostenibles.
Crisis agraria y alimentaria
La agricultura industrial emite el 37% de gases de efecto invernadero y ahonda la ya grave situación con el cambio climático, modificando el uso del suelo, provocando pérdida de bosques y biodiversidad, contaminando la naturaleza con pesticidas y abonos químicos y homogenizando paisajes para obtener insumos industriales como trigo, maíz, arroz y soya que solo producen el 30% de alimentos a nivel mundial. A su vez, la homogenización genética modifica la biosfera, mientras el 60% de la biodiversidad mundial se está perdiendo. Las temperaturas se perturban, las lluvias son atemporales y se reduce la calidad y capacidad nutricional de los cultivos.
Vivimos los efectos del sistema alimentario agroindustrial dominante en todos los niveles: en la erosión de los ecosistemas, en los incendios de la amazonia y los bosques tropicales, en la manipulación de la compleja estructura genómica de los seres vivos, en la disminución de la diversidad en los cultivos principales para la alimentación, y hasta en la disbiosis intestinal que quiebra el equilibrio de nuestra microbiota llevándonos a un estado de permanente vulnerabilidad a enfermedades. El estado de salud está relacionado al alimento que consumimos. El alimento diverso y saludable es el tejido de la vida. Y a pesar de esta situación, los Estados continúan subsidiando a los causantes de esta catástrofe ambiental con la compra de agroquímicos y la generación de nuevos tipos de semillas transgénicas (CRISPI), mientras mil millones de personas sufren hambre en el mundo.
Se requiere de manera urgente una transición agroecológica, rediseñando los paisajes para pasar de un modelo de monocultivos degradantes a una agricultura de procesos y agroecosistemas biodiversos de bajo impacto ambiental generando no solo alimentos sino culturas, gastronomías y dietas diversas para alimentar las ciudades en circuitos cortos y próximos. La agroecología es la ciencia que evoluciona en sus conceptos para sustentar sistemas alimentarios saludables, con principios transformados en prácticas y procesos, con mayor productividad y resiliencia en los agroecosistemas.
El principal desafío en la implementación de la agroecología es considerar que además del objetivo de obtener una producción suficiente de alimentos sanos, al mismo tiempo se debe evitar el excesivo uso de insumos externos, y en su lugar, procurar la implementación de sistemas que recuperen el paisaje, conservando / creando microclimas eficientes que tiendan hacia el equilibrio.
Gastronomía y biodiversidad
La agrobiodiversidad está en peligro y variedades de diferentes cultivos se pueden perder a causa de un mercado proclive a centralizar el consumo mundial en sólo 12 productos “commodities” entre los que se encuentran el trigo, el arroz, el maíz, la soya, e incluso, la leche, el pollo, y unos cuantos más.
Como verifican los estudios, los seres humanos tras miles de años, hemos evolucionado en base a una alimentación sumamente diversa. En consecuencia, cuanto más diversos los cultivos, más diverso podrá ser nuestro consumo y por tanto, mayor posibilidad de lograr una nutrición completa recordando que es a través de una alimentación equilibrada que logramos los nutrientes básicos. La siembra en asociación y en equilibro con el entorno, tal como lo plantea la agroecología, es la estrategia hacia una nutrición completa de las personas.
Proponemos:
- recomendar el cambio de paradigma en los restaurantes, creando menús diversificados basados en la estacionalidad de la tierra con productos de temporada,
- sensibilizar a las/los consumidores explicando que la tierra necesita recuperarse para proteger nuestra biodiversidad
- aprovechar la normativa vigente en cuanto a registros de variedades nativas para fomentar su cultivo
- respetar las vedas y los tamaños mínimos en la pesca
- fortalecer las capacidades en el campo, informando de la importancia de alentar la biodiversidad y sostenibilidad
- promover la investigación enfocada en la cultura alimentaria y la gastronomía para crear productos en base a la agrobiodiversidad, innovando a su vez los procesos para conservar la capacidad nutricional de los productos
- difundir los laboratorios del gusto para que las/los consumidores conozcan los productos de calidad y los diferencien de los productos chatarra
El peligro de los productos ultraprocesados
La cultura culinaria es de una gran complejidad: cocinando en casa, comiendo en familia y en comunidad, ritualizando la producción agrícola, procesando mínimamente para preservar alimentos. Desde nuestra memoria culinaria podemos contarnos historias y fortalecer nuestra cultura alimentaria. Sin embargo, este círculo ha sido fracturado al adoptar productos ultraprocesados de una manera acelerada. En Perú, el consumo de productos ultraprocesados creció en 107% en pocos años, esto es, de 40kg per cápita en el año 2000 pasamos a 83kg per cápita en 2013. Evitemos emular a países vecinos como Chile (212kg per cápita), México (230kg per cápita) y mucho menos aun, a EEUU (315kg per cápita).
De 10 factores de riesgo de muerte, 8 son causados por mala alimentación, pues provocan sobre peso y enfermedades crónicas no transmisibles, como obesidad, diabetes, presión arterial alta, colesterol alto, deficiencia de hierro, cardiopatías diversas y cáncer, que se agravan si se añade consumo de alcohol e inactividad física.
De otro lado, los medios de comunicación empujan una agenda de comida chatarra que la educación ni resuelve ni asume como prioritaria, a pesar de las dramáticas estadísticas en términos de enfermedades crónicas no transmisibles que están atacando a toda la población y que se vieron exacerbadas por la pandemia. Para contrarrestarlas es insuficiente únicamente con los octágonos en las etiquetas, siendo imprescindible una campaña intensa y permanente de educación a los consumidores. Asimismo, es necesario políticas de apoyo a la producción y comercialización de productos de la agricultura ecológica familiar; promoción de la culinaria nacional y el consumo de alimentos en casa; regulación del ambiente alimentario con control de publicidad e impuestos a los ultraprocesados, prohibiendo su venta en escuelas y centros de salud.
Una ley para promover alimentación saludable
El 17 de mayo de 2013 se publicó en el diario oficial El Peruano la Ley N°30021 de Promoción de la alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes.
La Ley Nº 30021, tiene como objeto la promoción y protección efectiva del derecho a la salud pública al crecimiento y desarrollo adecuado de las personas, a través de las acciones de educación, el fortalecimiento y fomento de la actividad física, la implementación de kioscos y comedores saludables en las instituciones de educación básica regular y la supervisión de la publicidad y otras prácticas relacionadas con los alimentos, bebidas no alcohólicas dirigidas a niños, niñas y adolescentes para reducir y eliminar las enfermedades vinculadas con el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades crónicas conocidas como no transmisibles.
El 17 de junio del 2017, cuatro años después de ser publicada se aprobó el reglamento de esta ley, mediante D. S. Nº 017-2017-SA.
Su implementación ha tenido tropiezos y limitaciones, sobre todo por la oposición expresa de las industrias de alimentos ultraprocesados, que se resistían a la inclusión de los octágonos en las etiquetas para alertar a las personas del exceso de sodio, azúcar, grasas saturadas y grasas trans en los productos. A pesar de la renuencia se ha logrado la inclusión del octágono en las etiquetas, pero, se reconoce que solo es una pieza dentro del puzle para lograr que la población decida por un consumo de alimentos con real capacidad para nutrir.
Crecen espacios de comercialización local de productos agroecológicos
En 1999 se inicia en Lima la primera feria local de productos ecológicos, la BioFeria de Miraflores, con el apoyo de ICCO (Holanda), y la cogestión de RAE Perú, el Grupo EcoLógica Perú y el gobierno local de Miraflores. La BioFeria de Miraflores fue la primera experiencia de su tipo con atención semanal ininterrumpida que aun continúa funcionando. A su vez, ha sido inspiración para muchas otras iniciativas en todo el país, permitiendo a un número significativo de productores ecológicos, en su mayoría mujeres, logren mejores ingresos para sus familias. A su vez, las ferias ecológicas locales brindan un soporte valioso al sistema de comercialización directa entre productores y consumidores ecológicos, contribuyendo a la conservación de la biodiversidad con una oferta altamente diversa de productos nativos y tradicionales, siendo a su vez un vehículo permanente de educación e información al consumidor. Asimismo, este diálogo permanente entre productores y consumidores fomenta la implementación continua de mejoras, así como, la creación / innovación de productos para cubrir los requerimientos de la población, manteniendo el respeto por la estacionalidad de los cultivos, y el respeto a los criterios de nutrición para diferenciarse de los productos ultraprocesados.
A la ventaja de una comercialización en circuitos cortos (la cadena más corta entre productores y consumidores) se añade la promoción de una cultura de consumo sano y responsable, con consideraciones sociales y culturales, ya que las ferias ecológicas promueven equidad e inclusión, con valoración y aprecio hacia el esfuerzo del productor y con empatía al consumidor. En un mercado feroz que antepone una competitividad inspirada en utilidades por encima de los derechos de agricultores y consumidores, las bioexperiencias de comercialización demuestran en contracorriente, que es posible una comercialización justa con respeto al productor, al consumidor y al ambiente.
En cuanto al volumen de ventas de alimentos ecológicos, los cálculos indican una evolución significativa constante,
La tabla anterior demuestra que, tanto el mercado nacional como el de exportación mantuvieron un crecimiento consistente a pesar del escaso apoyo gubernamental y de las crisis derivadas de la pandemia por el COVID-19 y de la recesión económica a nivel mundial.
La moratoria a la entrada de semillas transgénicas
En 2011 se promulgó la ley que estableció la moratoria al ingreso y producción de organismos vivos modificados al territorio nacional por un periodo de 10 años. Sin dudarlo esta ley fue el resultado del intenso trabajo y esfuerzos desde la sociedad civil, como respuesta a las intenciones de institucionalizar el ingreso y producción de material transgénico a través de la llamada ley de promoción de la biotecnología moderna, que finalmente se desestimó. La discusión a nivel nacional se enfocó principalmente en las ventajas de lo orgánico / ecológico versus los transgénicos, así como la perspectiva de país megadiverso y la oportunidad de desarrollar nuevos productos provenientes sobre todo de la pequeña agricultura familiar.
El 6 de enero de 2021 el Congreso publicó en el diario oficial El Peruano la ley que amplía la moratoria al ingreso y la producción de organismos vivos modificados (conocidos como transgénicos) en el territorio nacional hasta el 31 de diciembre de 2035.
Del mismo modo que con la primera moratoria, este éxito se ha logrado gracias al esfuerzo sostenido y conjunto del Consorcio Agroecológico Peruano, CONVEAGRO y la Plataforma Perú País Libre de Transgénicos liderando a un amplio sector de la sociedad civil integrado por organizaciones de productores, consumidores, cocineros, comunicadores, académicos y muchos profesionales de diferentes ramas, comprometidos con preservar nuestros recursos naturales y nuestra biodiversidad.
Plan nacional de promoción de la agricultura ecológica (PLANAE)
El 24 de junio 2021 se publicó el D.S. N° 011-2021-MIDAGRI, que aprueba el Plan Nacional Concertado para la Promoción y Fomento de la Producción Orgánica o Ecológica – PLANAE 2021-2030.
El PLANAE está orientado a mejorar la calidad de vida de la población en general, brindándole nutrición completa libre de contaminantes. Además, tiene como prioridad beneficiar la agricultura familiar, con el objetivo general de mejorar su competitividad sin comprometer nuestros recursos naturales a futuro, dando cabida a nuestra rica biodiversidad nativa.
El PLANAE se constituye en el principal instrumento clave para implementar a nivel nacional la política de producción ecológica u orgánica, desde el nivel sectorial, intersectorial, y los gobiernos regionales y locales, en coordinación y alianza con el sector privado.
Propuesta del Consorcio Agroecológico Peruano al gobierno del periodo 2021-2026
Existen políticas y normas para el fomento y desarrollo de la agricultura ecológica y la agricultura familiar: la ley de Promoción y desarrollo de la agricultura familiar, la ley de Servicios ecosistémicos, el Plan Nacional de Agricultura Ecológica 2021 -2030, la creación de la Dirección General de Desarrollo Agrícola y Agroecología del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI) y programas como AgroRural o Haku Wiñay del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS). Todos estos instrumentos legales evidencian avances que requieren articularse con un enfoque de integración intersectorial, territorial y multisectorial, con adecuados recursos financieros.
Las prioridades para el desarrollo rural en Perú deben partir de vincular la emergencia sanitaria, social y económica, con la crisis ecológica y social, de la que es resultado y que la agrava a la vez. Y de este diagnóstico, impulsar medidas de corto y mediano plazo, dentro de una visión de largo plazo, que considere:
- La gravedad de la crisis ecológica y ambiental se expresa hoy en las áreas rurales en modificación del clima de los ecosistemas con disturbios de la temperatura, ruptura del ciclo hidrológico con abundantes lluvias y prolongadas sequías y, erosión de recursos naturales (suelo, bosques, agrobiodiversidad), todo lo cual profundiza la precaria situación social y económica de cerca del 80% de agricultores familiares con menos de 5 hectáreas y que sobreviven en laderas y praderas altoandinas o en la ceja de selva y el llano amazónico.
- El cambio climático ya impacta de manera perjudicial las áreas rurales pobres, y también, las áreas modernas de agricultura de exportación, que se acentúa si la deforestación de la selva amazónica a causa de la migración rural de agricultores pobres del área andina se mantiene y peor, si a ello se añade el incremento de la tala para cultivos ilegales y la expansión de las agroindustrias de monocultivos. Esta situación, agregada a la rápida desaparición de los glaciares andinos, se expresará en la reducción en 60% del agua de la oferta hídrica en los próximos 15 años.
- Por ello, Perú debe ser declarado en emergencia climática y ambiental, y redoblar los esfuerzos para reducir sus impactos en las áreas rurales y urbanas, mediante un agresivo programa de forestación y reforestación en áreas degradadas andinas y amazónicas, que cree empleo masivo para las comunidades campesinas y amazónicas titulares de esas áreas, y se complemente con proyectos masivos de siembra, cosecha y uso eficiente del agua de lluvia en las épocas de avenida, para su uso en la épocas de sequía, ampliando las cosechas a dos campañas agrícolas y mejorando los ingresos de las familias rurales.
- Hasta hoy, las políticas agrarias oficiales de las últimas décadas han priorizado la agroexportación y la han apoyado con inversiones millonarias en infraestructura de riego, liberalización de comercio exterior, financiamiento público y privado, desgravaciones tributarias y flexibilidad antilaboral.
- Al mismo tiempo, las 2.2 millones de familias rurales, el 80% con menos de 5 hectáreas pero responsables del 70% de la producción de alimentos frescos en el país y la principal fuente de la agroindustria que abastece con el 30% restante de la dieta nacional, están desatendidas a pesar que la agricultura familiar cuenta con un marco legal e institucional adecuado, esto es, un viceministerio de Agricultura Familiar en el MIDAGRI, un Plan de Agricultura Familiar (PLANAF), una Comisión Multisectorial a cargo del PLANAF, pero, carece de recursos de inversión suficientes para aplicar dichas políticas, por lo que es indispensable dotar de recursos al presupuesto del PLANAF y ampliar las Comisiones Regionales de Desarrollo Agrario (CEDRAS) para ejecutar el plan con enfoque de desarrollo territorial concertando a MIDAGRI y los otros ministerios, con los gobiernos subnacionales y las comunidades campesinas en la ejecución del PLANAF.
Ante lo expuesto, proponemos una estrategia de transición agroecológica, con las siguientes acciones mínimas:
- Atender la emergencia alimentaria y sanitaria postpandemia impulsando la producción ecológica de alimentos, a los que las áreas urbanas pobres debieran tener acceso mediante la Ley de Compras Estatales.
- Gestión concertada y territorial del Plan Nacional de Agricultura Familiar (PLANAF) y del Plan Nacional de Agricultura Ecológica (PLANAE), estableciendo pilotos territoriales de producción ecológica en regiones con asistencia técnica y recursos financieros para acompañar la transición agroecológica de las familias.
- Formación técnica descentralizada orientada a la juventud campesina, potenciando las experiencias de yachachik[1] y similares desde el programa gubernamental Haku Wiñay[2].
- Retirar del mercado el uso de agrotóxicos dañinos a la salud, al medio ambiente y a la agrobiodiversidad, estableciendo una política de reducción del uso de plaguicidas.
- Implementar bioferias de atención permanente, impulsando los sistemas de garantía participativos[3], con apoyo de las oenegés, los gobiernos locales y los gobiernos regionales.
- Aprobar y aplicar el Reglamento de la Ley de moratoria al ingreso de semillas de cultivos transgénicos y preservar la agrobiodiversidad nativa en los territorios.
- Impulsar programas de empleo masivo rural con proyectos de infraestructura verde (reforestación, recuperación de vegetación, siembra y cosecha de agua, gestión de suelos).
- Impulsar una Base de datos de los agricultores familiares y de las comunidades campesinas e indígenas, que incluya información de su georeferencia.
Reflexiones finales
El movimiento agroecológico en Perú construyó su enfoque y su ruta hace más de 40 años, manteniendo su constante dinamismo, crecimiento y evolución, reencontrándose en el campo con los saberes tradicionales de los pequeños agricultores, con plantas y animales redescubiertos para el mundo entero, con pobreza y desnutrición también y, la necesidad de plantear un modelo de agricultura diferente al fomentado en las universidades y en las estaciones experimentales hasta este momento.
La influencia de corrientes de agricultura ecológica en otras latitudes animaron la experimentación en parcelas institucionales y posteriormente en parcelas de agricultores líderes. Las oportunidades de producción ecológica para la exportación incrementaron rápidamente la adopción de la agricultura ecológica y la organización de los pequeños productores como en los casos del banano, el café, el cacao y los granos andinos. La valoración de nuestra biodiversidad permitió a su vez la introducción comercial de frutas, vegetales, granos y plantas medicinales popularizando su uso común y su producción ecológica a escala comercial.
El desarrollo de la gastronomía y su alianza con los pequeños productores así como el desarrollo de ferias ecológicas locales facilitaron el crecimiento de iniciativas comerciales a nivel de comunidades y de organizaciones de productores.
La formación de recursos humanos y su compromiso social y ambiental favoreció la discusión interdisciplinaria y fue crucial para el fortalecimiento del movimiento agroecológico. Aunque la investigación es aún insuficiente y dispersa, las universidades comienzan a plantear nuevos enfoques y metodologías para comprender mejor la pequeña agricultura.
Las organizaciones civiles, agrupadas en asociaciones, redes, alianzas, consorcios, círculos y plataformas, han recorrido un largo camino de aprendizaje colectivo en la incidencia pública y política, fortaleciendo el reconocimiento de los productores ecológicos y sus contribuciones en la conservación de recursos y conocimientos de gran valor social.
A futuro, el empoderamiento de los agricultores, de los consumidores y el desarrollo de políticas favorables hacia la producción ecológica, serán las siguientes tareas del movimiento agroecológico peruano, que … se seguirá moviendo.
[1] Término quechua que significa ‘que enseña, educa o instruye’; se trata de mujeres y hombres considerados líderes dentro de su comunidad, cuya labor es compartir saberes relacionados con el quehacer cotidiano en el trabajo de campo, por ejemplo, en el uso y manejo de la tierra, del agua, las crianzas, o incluso, el uso de tecnologías rurales apropiadas para acondicionamiento de viviendas térmicas, cocinas mejoradas, letrinas secas, entre otros.
[2] Significa “Vamos a crecer” en quechua, y se trata de un proyecto de desarrollo de capacidades productivas y de emprendimientos, para incrementar y diversificar los ingresos autónomos sostenibles en los hogares en situación de pobreza y pobreza extrema, ubicados en los centros poblados rurales de la costa, sierra y selva de Perú. En Shipibo-conibo se denomina “Noa Jayatai”
[3] Sistema de Garantía Participativo (SGP) y Sistema de Acreditación Participativo de Comercio Justo y BioSaludable (SAP CJyBS)
Fernando Alvarado de la Fuente
Silvia Wú Guin