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Verduras contaminadas con plaguicidas se venden en 18 mercados y supermercados de 4 ciudades

by in Noticias CAP noviembre 14, 2023

―Por FABIOLA TORRES, ALICIA TOVAR y ROCÍO ROMERO El Segundo Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos abarcó 18 supermercados y mercados de Arequipa, Cusco, Huaraz y Huánuco. De 103 muestras analizadas, 46 resultaron no aptas para el consumo humano. En Perú, se siguen utilizando agroquímicos prohibidos en los campos de cultivo, como el carbofurano y el metamidofos. En qué condiciones están los vegetales que compran los peruanos en las cadenas de supermercados y mercados de las regiones? ¿Los productos que llevan a su mesa tienen menos residuos de agroquímicos de los que encontramos en Lima? El Segundo Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos buscó estas respuestas y se centró en analizar seis tipos de alimentos que se venden en las ciudades de Arequipa, Huaraz, Huánuco y Cusco. En agosto de 2023 recolectamos 103 muestras de tomate, lechuga, apio, pimiento, cebolla china y papa blanca de once supermercados y siete mercados, en presencia de notarios públicos y del abogado Jaime Delgado, para someterlas a un análisis multiresiduos, una técnica de laboratorio que identifica y cuantifica trazas de plaguicidas en los alimentos. Así hallamos que 46 muestras no pasaron la prueba al contener altas cantidades de agroquímicos que superaron los Límites Máximos de Residuos (LMR), parámetros que existen para saber si los alimentos son seguros y aptos para el consumo humano. Por ejemplo, en las muestras de apio del Mercado Chalhua de Huaraz, la cantidad de residuos del pesticida clorpirifos superó 149 veces los límites máximos permitidos. Mientras que la lechuga del supermercado Metro de Arequipa contenía 80 veces más residuos del agroquímico clorfenapir de lo que toleran las normas peruanas y el pimiento de Plaza Vea de Huánuco presentó 32 veces más rastros de triazofos que los estándares fijados. Solo las muestras de papa blanca de las 4 ciudades pasaron la prueba del análisis multiresiduos La responsabilidad de la vigilancia sanitaria de los alimentos la comparten el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, y la Dirección General de Salud Ambiental e Inocuidad Alimentaria (Digesa) del Ministerio de Salud, sectores que hasta ahora no han podido articular un sistema de trazabilidad (que implica seguimiento, control y rastreo de los alimentos) que garantice el control de la cadena agroalimentaria en el Perú. Con las reglas sanitarias locales, los resultados del segundo monitoreo reflejan que cerca de la mitad de alimentos analizados no eran aptos para el consumo humano, pero si los comparamos con las normas de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, encontramos que 66 muestras no pasan las pruebas por su alta toxicidad y estos alimentos no deberían ofrecerse a los consumidores. Mientras que bajo las reglas de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria 70 muestras salen desaprobadas. Este estudio se hizo gracias a la alianza colaborativa que integran Salud con lupa, el Consorcio Agroecológico del Perú, la Red de Agricultura Ecológica, el Consorcio por la Salud, Ambiente y Desarrollo, Humundi, Islas de Paz, Eclosio, Arariwa y 11.11.11. El análisis multiresiduos estuvo a cargo de Merieux Nutrisciences, un laboratorio acreditado por el Senasa. Una treintena de sustancias tóxicas en los alimentos En los alimentos llevados al laboratorio hallamos residuos en altas concentraciones de 38 sustancias químicas de pesticidas que son vendidas a los agricultores a través de diferentes marcas comerciales importadas al país por al menos 90 empresas. Entre las más grandes están Bayer y el Grupo Syngenta, que controlan más del 65% de las ventas mundiales de agroquímicos y comercializan en Perú productos que tienen prohibido vender en la Unión Europea y Estados Unidos, entre ellos clorpirifos y fipronil, por los daños que provocan al medio ambiente y a la salud humana. En nuestro país están registrados 3,344 plaguicidas que contienen una o más sustancias químicas. En ese grupo están incluidos 22 plaguicidas clasificados como extremadamente peligrosos y 88 altamente peligrosos por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, según las resoluciones del Senasa que autorizan su uso, dichos agroquímicos cuentan con evaluaciones técnicas que demuestran que son efectivos para el fin al que se destinan y no entrañan un riesgo inaceptable para las personas y el medio ambiente. Las reglas peruanas no toman en cuenta que hay importantes estudios científicos que acumulan evidencia sobre los efectos para la salud humana, ya que varios de los pesticidas son potencialmente carcinógenos, neurotóxicos y mutagénicos. Además, son responsables de la reducción de la población de abejas, polinizadores esenciales para garantizar las semillas con las que se producen miles de alimentos en el mundo. Los resultados del Segundo Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos han expuesto también que se siguen cultivando vegetales con dos pesticidas que ya estaban prohibidos en nuestro país por su alta toxicidad: el metamidofos, restringido en 2020, y el carbofurano, impedido de comercializarse desde setiembre de 2022. El primero fue hallado en las muestras de tomate recogidas en el supermercado Tottus de Huánuco, mientras que el segundo en pimientos de Plaza Vea de la misma ciudad, como lo detallaremos más adelante. “Hay una falta de conciencia sobre el peligro que suponen ciertos plaguicidas. Un problema que se agrava con los esfuerzos de la industria de agroquímicos para restar importancia al daño provocado y por la autocomplacencia de los gobiernos, que a menudo afirman, llevando a engaño, que los marcos regulatorios y la legislación vigentes ofrecen protección suficiente”, señalaron en un informe conjunto en 2017 la Relatora Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Hilal Elver, y el Relator Especial sobre Sustancias y Desechos Peligrosos, Baskut Tuncak, ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Seis años después de este informe, Perú ha hecho muy poco para incorporar sus recomendaciones, entre las cuales están desarrollar planes que incluyan incentivos para apoyar alternativas a los plaguicidas peligrosos y tener metas que reduzcan su uso en plazos concretos, además de financiar amplios estudios científicos sobre los efectos para la salud y la exposición a los agroquímicos a lo largo del tiempo. A continuación, presentamos los principales resultados del Segundo Monitoreo Ciudadano de Pesticidas en los Alimentos por cada ciudad

Se necesitan dos reglamentos de fertilizantes en el Perú. Uno para la producción orgánica o ecológica y otro para la producción agroquímica convencional

by in Noticias CAP agosto 3, 2023

A fines de junio el SENASA pre publicó un proyecto de reglamento único de fertilizantes y sustancias afines, una propuesta que desconoce la existencia de dos matrices de producción agraria: la convencional agroquímica y la orgánica o agroecológica. Es necesario que los actores involucrados con la agricultura y la seguridad alimentaria (gremios de productores y de empresas exportadoras, cooperativas, universidades y redes de ONG) participen en la construcción de una alternativa al mencionado proyecto de reglamento para adecuarlo a la realidad del campo y a las normas nacionales e internacionales que   apuestan por una agricultura sostenible y agroecológica. En el año 2022, el mundo se vio afectado por lo que se conoció como “la crisis de los fertilizantes”, que redujo la oferta de abonos químicos y elevó sus precios en el mercado global. La   disminución de su producción en Europa, el alza de precios del petróleo y derivados y la guerra entre Rusia y Ucrania (importantes países exportadores de urea y derivados) generaron el problema. China, otro productor importante, decidió disminuir sus exportaciones para atender su propia demanda. A nivel nacional, el desabastecimiento de abonos químicos se debió a las dificultades del gobierno del ex presidente Castillo para importar úrea por las denuncias de corrupción en los procesos y el cambio de cuatro ministros. La úrea es el fertilizante químico más usado en el Perú, en especial por la agricultura costeña productora de arroz, caña de azúcar, algodón y papa blanca y en menor medida por la agricultura familiar de los valles interandinos. Los fertilizantes son insumos importantes en toda la producción agrícola y a raíz de la crisis, aumentó tanto la demanda de fertilizantes sintéticos usados por la agricultura convencional como la de biofertilizantes y compost usados en la agricultura orgánica y ecológica y en los cultivos con Buenas Prácticas Agrarias BPA Es necesario aclarar que no todos los fertilizantes tienen el mismo origen. Las cantidades y formas de aplicación no son las mismas; estas varían de acuerdo a los productos, regiones, y riesgos en su aplicación que van desde insumos inocuos hasta los altamente tóxicos. Su diferenciación se guía por la matriz productiva preexistente: agroquímica o agroecológica. Durante el año 2022, el CAP y GRENAFAFO (Gremio Nacional de Fabricantes de Fertilizantes Orgánicos) presentaron a MIDAGRI una oferta potencial de 60,000 TM mensuales de abonos sólidos y un millón de litros de abonos líquidos generados por el reciclaje de residuos agrícolas, pecuarios e hidrobiológicos para reemplazar la escasez de úrea a precios menores y con menores impactos ambientales. Sin embargo, MIDAGRI no tuvo en cuenta está alternativa ni financio su compra con el “FertiAbono”, justamente por carecer de una norma que los reconozca como abonos útiles. En este contexto, SENASA pre publicó el 01.06.23 un proyecto de Reglamento de Fertilizantes y sustancias afines”, que establece medidas para el registro ante SENASA de las empresas productoras de estos insumos, el registro de los productos, así como las autorizaciones de producción y comercialización. Establece también medidas para el uso y la disposición final de los fertilizantes y sustancias afines. Sin embargo, este proyecto de Reglamento trasluce una visión unilateral de la fertilización agrícola al no diferenciar los patrones productivos agroquímicos de los agroecológicos, desconociendo no solo la normativa que legítima la producción orgánica o ecológica ( ley  29196, Plan Nacional de Producción Ecológica 2021-2030, entre otras), sino la presencia de 130,000 productores ecológicos certificados (la mayoría miembros de cooperativas de café, cacao, mango y banano orgánico), que han colocado al Perú en los primeros puestos de comercialización de estos productos en el mercado global. Ante esta propuesta unilateral de SENASA, la Red de Agricultura Ecológica del Perú (RAE), la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA) como miembros del Consorcio Agroecológico Peruano (CAP) junto a la empresa Húmicos Ibéricos Peruanos SAC HIPSAC, elaboraron una propuesta alternativa de reglamento y organizaron para analizarla, un conversatorio virtual el 11 de julio y un debate presencial el 20 de julio con representantes de MIDAGRI, gremios empresariales, redes de ONGD y  organizaciones agrarias. La exposición de la propuesta del CAP y aliados estuvo a cargo del ingeniero Ezio Verme, quien criticó la propuesta de SENASA, observando el procedimiento, forma y contenido de la propuesta oficial y sustentando la necesidad de dos reglamentos, uno para la producción convencional agroquímica y otro para la producción orgánica y agroecológica. En la conversación, los distintos actores aportaron críticas y comentarios adicionales, generando consenso en diferenciar en reglamentos independientes para ambos tipos de fertilización. También se convino en la necesidad de formalizar la producción, comercialización y uso de ambos tipos de fertilizantes para erradicar la comercialización de productos informales y adulterados. Otras críticas cuestionaron el rol fiscalizador del SENASA, al encarecer costos de producción con un exceso de registros, permisos y multas. También se señaló la necesidad de análisis de suelos para establecer un uso racional de fertilizantes, reducir costos de producción y mitigar su impacto contaminante en el medio ambiente y en el calentamiento global. Desde nuestra perspectiva, el reglamento de fertilizantes que necesita el Perú, tiene que partir de un reconocimiento de la realidad de la agricultura en el país, su articulación con la seguridad y soberanía alimentaria saludable y las normas nacionales e internacionales a favor de la agricultura sostenible. El 70% de los alimentos que abastecen a las familias peruanas provienen de la agricultura familiar. De allí la importancia de visibilizar y valorar las pequeñas unidades productivas, sus formas y sus modalidades de producción. Por ello, es necesario que al reglamentar los fertilizantes se les categorice por tipos de fertilizantes según su origen, producción, composición y uso, reconociendo las diferencias entre los fertilizantes minerales y sintéticos de los fertilizantes orgánicos, ecológicos y naturales. Es necesaria también la articulación entre la agricultura tradicional y la agricultura moderna. El conocimiento, la innovación y la investigación científica tienen todo un campo de desarrollo en el estudio de los biofertilizantes bacterianos. El INIA tiene un papel importante en esta tarea En el debate SENASA justifico su propuesta, señalando que