Un Programa Nacional de Agroecología
El presente artículo es el tercero de una serie cuya finalidad es insistir en que la transición de la agricultura peruana hacia la producción ecológica es urgente impulsarla, y para ello requerimos un Programa Nacional de Agroecología situado adecuadamente en el contexto nacional.
La agroecología como alternativa
En 2019 tuvimos la fortuna de contar con la presencia del agroecológo francés Marc Dufumier, quien entusiastamente dictó una serie de charlas en Lima y en otras regiones del país, todas estas sumamente concurridas. En dichas charlas precisó las razones que respaldan el fomento de la agroecología como la alternativa para lograr un desarrollo sostenible, inclusivo y en función del bienestar de las personas. Dejamos aquí un extracto de uno de sus artículos:
“A fin de responder a las exigencias de las economías de escala puestas de manifiesto por las grandes empresas agroindustriales y de semillas, muchas áreas de la agricultura se han visto involucradas recientemente en cambios que no son compatibles con las demandas de un desarrollo sostenible, tanto en términos de la degradación de los agroecosistemas que ellas provocan como por la continua creencia en los principios de la concentración de tierras e infrautilización. Los sistemas de producción basados en los principios de la agroecología pueden ser una alternativa a estos conceptos agroindustriales y latifundistas, a la vez que satisfacen las muchas necesidades de una población mundial en constante crecimiento.
…existen sistemas de producción agrícola capaces de incrementar la producción por hectárea, tanto en los países del sur como en los del norte, sin un mayor costo en combustibles fósiles ni un uso excesivo de fertilizantes sintéticos y productos fitosanitarios (Altieri, A.M. 1986; Dufumier, M. 2009), incluyendo técnicas como: asociación de varias especies y variedades resistentes en el mismo campo para interceptar mejor la energía luminosa disponible y transformarla en calorías alimentarias mediante la fotosíntesis, integración de leguminosas en las rotaciones para utilizar nitrógeno del aire para la síntesis de proteínas y fertilización del suelo, siembra o mantenimiento de árboles de sombra o setos para proteger los cultivos de los fuertes vientos y proporcionar refugio a numerosos insectos polinizadores, asociación de la ganadería con la agricultura, uso de ramas de maderas trituradas para el establecimiento de micorrizas, uso de los subproductos de los cultivos como forraje, fertilización orgánica del suelo con estiércol y compost, etc.
Estos sistemas de producción, inspirados en los principios de la agroecología, se basan en la gestión del circuito corto de los ciclos de carbono, nitrógeno y elementos minerales: máxima cobertura del suelo con biomasa vegetal para la fotosíntesis, uso de residuos de cultivos para alimentación animal, uso de excretas animales para la elaboración de compost destinados a la fertilización del suelo, recuperación biológica de minerales resultantes de la desintegración de rocas madre en las capas cultivables, regulación de los ciclos de reproducción de insectos plaga, mantenimiento de una gran biodiversidad doméstica y silvestre, etc. Sobre todo, no deben calificarse de “extensivos” ya que muchas veces hacen un uso intensivo de recursos naturales renovables (energía lumínica, carbono y nitrógeno del aire, agua de lluvia, etc.) y no excluyen la obtención de altos rendimientos por hectárea. A su vez, hacen un uso muy limitado de recursos no renovables (combustibles fósiles, aguas subterráneas, minas de fosfato, etc.) y de insumos químicos (fertilizantes sintéticos, productos fitosanitarios, antibióticos, etc.)”.
Situando el Programa Nacional de Agroecología
Admitiendo la necesidad de un Programa Nacional de Agroecología para fomentar agricultura ecológica como política de Estado, la siguiente pregunta será ¿qué sector debiera acogerlo? Analicemos las alternativas posibles.
La agroecología contribuye significativamente a enfrentar la pobreza rural y la exclusión, por tanto ¿debería instalarse en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social – MIDIS?
La agroecología contribuye a mantener la salud de productores y consumidores con alimentos nutritivos libres de agrotóxicos, por tanto ¿debería instalarse en el Ministerio de Salud – MINSA?
La agroecología es una de las mejores vías para enfrentar el cambio climático y la pérdida de la agrobiodiversidad, por tanto ¿debería instalarse en el Ministerio del Ambiente – MINAM?
La agroecología mejora la producción y productividad agropecuaria de manera sostenida, por tanto ¿debería instalarse en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego – MIDAGRI?
La agroecología genera casi US$ 500 millones de dólares en exportaciones de productos ecológicos, con tendencia al incremento de esta cifra; por tanto ¿debería instalarse en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo – MINCETUR?
El mar peruano nos brinda 5 millones de toneladas de pescados ecológicos y saludables. ¿Debería instalarse en el Ministerio de la Producción – PRODUCE?
Como se va observando, la visión y las repercusiones de la agroecología son multisectoriales en la medida que tiene efectos favorables en muchos aspectos clave dirigidos hacia un desarrollo humano sostenible, por tanto ¿debería instalarse en la Presidencia del Consejo de Ministros – PCM?
De otro lado, la promoción de la agroecología requiere fondos específicos para realizar sus tareas. ¿Debería ser un Programa Presupuestal por Resultados, aprobado por el Ministerio de Economía y Finanzas – MEF?
En conclusión, la ejecución de un Programa Nacional de Agroecología requiere de un ente ejecutor adecuado y notamos que varios ministerios podrían cumplir dicho rol. ¿Cuál es el más adecuado?
Si mantuviéramos la tradición podríamos plantear como posibilidad que el Programa Nacional de Agroecología se instale en el MIDAGRI. ¿Pero en cuál oficina?
Desde ya sabemos que existe la Dirección General de Desarrollo Agrícola y Agroecología, que, además, en su denominación ya incluye “Agroecología”, pero … al revisar su ROF (reglamento de organización y funciones) dicho término ni se menciona, se desvanece (OJO que estamos atentos a dos de las acepciones de “término”; uno de ellos es ‘palabra’ y el otro es ‘compromiso’). Dicho de otro modo, la denominación de tal Dirección se queda en “título” porque nadie previó una Dirección de Agroecología. En conclusión, desde el ROF, la Dirección General de Desarrollo Agrícola Y Agroecología solo se quedará en el nombre.
De otro lado, SENASA es la autoridad competente en producción orgánica, principalmente en un rol de fiscalización y supervisión, función que cumple con disciplina. Entonces, de estimarse que SENASA podría asumir al Programa Nacional de Agroecología se podría provocar un conflicto de intereses entre la “promoción” y la “fiscalización” que actualmente ejerce SENASA. En tal sentido, sigue siendo preferible que continúe su tarea de supervisión de la producción orgánica y, en todo caso, que asuma con igual -o mejor- disposición y efectividad el control del uso de los agroquímicos.
Luego, INIA es una institución de investigación, y en los últimos tiempos, y sobre todo, durante la campaña por la moratoria al ingreso de cultivos transgénicos en Perú y también durante la promoción de ‘regiones libres de transgénicos’, INIA mostró su lado oscuro protransgénico. Por tanto, todo indica que más de un alto funcionario INIA está postrado ante la perspectiva de servir a las causas transgénicas a costa de nuestra biodiversidad, y a costa del bienestar de todas/todos los peruanos. A menos que se renueve a sus funcionarios protransgénicos, INIA sería la peor opción.
A continuación existe el Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural – AGRO RURAL que en la práctica es el brazo operativo de MIDAGRI. El tema es que sus acciones, actividades y proyectos carecen del componente Agroecología, y tampoco cuenta con expertos en esta materia. En consecuencia, posiblemente poco pueda ejecutar con impacto de importancia.
Finalmente, tenemos al Consejo Nacional de Productos Orgánicos – CONAPO, en donde varios ministerios participan, liderando el representante del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego –MIDAGRI. La finalidad de CONAPO es fortalecer la institucionalidad de la producción orgánica o ecológica para fomentar el desarrollo sostenible y competitivo en Perú, proponiendo las políticas y las normas pertinentes. Si CONAPO asumiera el Programa Nacional de Agroecología tendría que agilizarse al 100% porque hace dos años que se dejaron de convocar reuniones.
Dejándonos tentar por el facilismo de criticar por criticar diríamos que el Estado Peruano es un elefante blanco, inoperante, burocrático y hasta corrupto, por lo que un Programa Nacional de Agroecología funcionaría mejor fuera del Estado, esto es, dejarlo como hasta ahora en manos de promotores, productores, consumidores, academia; todas/todos los cuales de manera conjunta, durante años, lenta pero efectivamente, hemos logrado los avances que gozamos hasta el momento.
Tenemos convicción que un Programa Nacional de Agroecología podría agilizar la transición hacia la agroecología, pero ante lo analizado ¿realmente lo necesitamos?
Y, en todo caso ¿quién debería dirigirlo, el Estado o la sociedad civil?
El debate queda abierto
18 de noviembre 2021Consorcio Agroecológico Peruano